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El Patriarca celebra la fiesta de san Juan de Ribera

Actualizado: 15 ene

El Real Colegio Seminario de Corpus Christi de Valencia acogió este domingo la celebración de la festividad de su fundador, san Juan de Ribera, que fue arzobispo de Valencia durante 42 años.

El triduo en honor al Santo Patriarca se desarrolló el viernes 12, el sábado 13 y el domingo 14 y, como es tradición, cada una de las eucaristías de esos días fueron presididas y predicadas por antiguos colegiales del colegio seminario. Este año participaron los sacerdotes Salvador Pastor, párroco de Nuestra Señora de Gracia de la barriada de Latorre de Valencia; José Vicente Alberola, párroco de María Madre de la Iglesia y Nuestra Señora del Pilar de Catarroja; y Sergio Requena, Delegado Episcopal de Pastoral Vocacional de la Archidiócesis de Valencia.


La celebración del triduo incluye, tras la misa, el canto de los Gozos a San Juan de Ribera compuestos por Francisco Peñarrocha. Estos gozos fueron interpretados por el coro del Patriarca, que dirige Iván Albert, acompañado por los niños de la Escolanía de Nuestra Señora de los Desamparados, bajo la dirección de Luis Garrido.



El día grande, el domingo 14 de enero, los actos se iniciaron por la mañana con el rezo de laudes cantados en gregoriano y, a continuación, se celebró una misa conventual que fue presidida por el rector del Patriarca, Juan José Garrido. Junto a él estuvieron los colegiales el decano de los mismos, Raúl Montalvà, que ejerció de subdiácono; e Ignasi García, que fue el diácono. La eucaristía también tuvo cánticos en gregoriano a cargo del coro de capilla.




Por la tarde se celebraron unas vísperas solemnes y en polifonía, a las que asistió el arzobispo de Valencia, Mons. Enrique Benavent, antiguo colegial del Patriarca. Tras las vísperas tuvo lugar la eucaristía con la que finalizó el triduo en honor al Patriarca y que fue presidida por Sergio Requena. Le asistió el colegial Juan Vicente Nulius. A la misa, que tuvo cánticos en polifonía, asistieron un gran número de presbíteros antiguos colegiales. Las celebraciones concluyeron con el canto de los Gozos de Peñarrocha, interpretados por la Escolanía y el coro del Real Colegio Seminario. El organista durante esta jornada fue Daniel Rubio.




San Juan de Ribera


Algunos documentales de su biografía califican a san Juan de Ribera (1532-1611) como “uno de los hombres más fascinantes de su siglo”. De dos siglos, podríamos decir, ya que el Patriarca fue uno de los humanistas y mecenas más reputados del siglo XVII en España y una de las figuras más influyentes de su época. 


Su relevancia se debe a su personalidad entregada y generosa: fue su gran obra como obispo y su empeño por la educación e inculturización de la fe le llevó a crear grandes instituciones, y un legado que hoy aún perdura. 


De origen noble y con clara vocación sacerdotal, con sólo 35 años fue nombrado Arzobispo de Valencia por el papa San Pío V, que le otorgó el título de Patriarca de Antioquía. También Felipe III le nombró Virrey y Capitán General del Reino de Valencia. Y, sin embargo, fue siempre figura de profunda piedad, repartiendo a los necesitados tanto sus bienes personales como parte de las rentas del obispado. 


Se le define como “el alma de la restauración espiritual de la diócesis valentina” como defensor del Concilio de Trento. De hecho una de sus grandes obras fue la fundación del Real Colegio Seminario del Corpus Christi, cuyo cometido principal era la formación de sacerdotes según el espíritu y las disposiciones del concilio.


San Juan de Ribera dejó una huella espiritual en nuestra diócesis todavía perceptible, sobre todo en la devoción eucarística, que potenció en gran manera para que fuera un ejemplo del culto al sacramento eucarístico.


También se debe a su influjo la costumbre de erigir capillas de la comunión en las parroquias, donde el Santísimo Sacramento se conservara dignamente y pudiera ser adorado por los fieles. De él proviene la difusión de la jaculatoria “¡Alabado sea el Santísimo Sacramento!”, que llega hasta nuestros días. San Juan de Ribera supo armonizar la oración personal y contemplativa con la comunitaria y litúrgica. 


Su pontificado -el más largo jamás registrado en la archidiócesis- marcó profundamente la historia religiosa, cultural y política de Valencia. En los 42 años que fue arzobispo en nuestra diócesis -entre 1569 y su fallecimiento en 1611- la recorrió 11 veces en las 2.715 visitas pastorales que realizó a sus parroquias, de las que dejó constancia en 91 volúmenes con 92.000 páginas, y celebró siete sínodos con todos los párrocos. 


El Papa Pío V lo definió como “lumen totius Hispaniae”, lumbrera de toda España, “singular ejemplo de virtud y de bondad, dechado de gloriosas costumbres y santidad… Porque no sólo hace oficio de obispo sino de cura”. 


Durante su pontificado como arzobispo de Valencia, el más largo de la diócesis valentina, también fundó la Orden de Monjas Descalzas de San Agustín, en la localidad de Alcoi en 1597. San Juan de Ribera fue beatificado por Pío VI en el año 1796 y canonizado por san Juan XXIII el 12 de junio de 1960.

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